Ernesto Laclau

Su libro Hegenomia y estrategia socialista es la piedra fundacional del Postmarxismo.

En dicha obra, Laclau expone una genealogía del concepto de hegemonía, recorriendo los planteamientos de Rosa Luxemburgo, Karl Kautsky, Gueorgui Plejánov, Eduard Bernstein, Georges Sorel, León Trotski, Vladímir Lenin, llegando finalmente a Antonio Gramsci. Analizando los reductos esencialistas presentes en la dimensión económica, Laclau critica tres tesis del marxismo ortodoxo:

La neutralidad de las fuerzas productivas: El trabajo, desde el marxismo, es reducido a un economicismo a través de la noción de mercancía, ello excluye la posibilidad de dar cuenta en el trabajo de procesos laborales no reducibles a la economía, los que justamente explican el no cumplimiento de la pauperización, de la no agudización de las contradicciones, la emergencia de la fragmentación social, la burocratización de los sectores medios, la emergencia de luchas sociales paralelas y diferentes a las de clase, etc.

La homogeneización y pauperización creciente de la clase obrera: La historia ha demostrado que los obreros ahora también son trabajadores intelectuales y con buenos salarios y niveles de vida en muchos casos. Como plantea Laclau: "la fragmentación de la clase obrera es una fragmentación de posiciones entre distintos agentes sociales, y no tienen en cuenta un hecho más real y del que el marxismo clásico era bien consciente: que existe una fragmentación de posiciones en el interior mismo de los agentes sociales, los cuales carecen, por tanto, de una identidad racional última".

El interés fundamental de la clase obrera en el socialismo: Citando a Laclau: "La búsqueda de la «verdadera» clase obrera es un falso problema, y como tal carece de toda relevancia teórica o política. Lo anterior no implica, evidentemente, que haya una incompatibilidad entre clase obrera y socialismo sino la afirmación, muy distinta, de que no es posible deducir lógicamente intereses fundamentales en el socialismo a partir de determinadas posiciones en el proceso económico”.

Posteriormente desarrolla su propia teoría sobre la hegemonía,11​ en la cual las nociones de articulación, sobredeterminación, discurso, sujeto, antagonismo y lógicas equivalenciales y diferenciales van dando cuenta de la operación de lo político. En dicha teorización, el antagonismo, como lucha política en el marxismo, es atravesada por el psicoanálisis lacaniano, por lo que es análoga a una falta constitutiva en la sociedad que impide su cierre o plenitud. Lo político es definido como la lucha por la hegemonía a través de la conquista de lo que Laclau llama «significantes flotantes» o «vacíos», los cuales, estando sobredeterminados discursiva y libidinalmente, articulan a las diversas demandas sociales y por tanto a los sujetos a determinadas posiciones. La democracia radical y plural es planteada como lógica política, la cual por sí misma no implica un proyecto específico sino un campo de acción para la posibilidad de un proyecto revolucionario.

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